¿Qué encontrarás en este post?
La otra cara del CrossFit
Toda persona que practique, en mayor o menor medida, deporte en su día a día, sabrá perfectamente el significado de la palabra “sufrimiento”, “dolor” o incluso “lágrimas”. Seguramente habrá leído mil frases sobre motivación, habrá visto dos mil imágenes sobre entrenar duro y tres mil vídeos de atletas de élite y su sufrimiento y lucha para llegar dónde están. Lo que quizás esas personas no habrán visto en ningún video es lo que hay detrás de ese deportista, esa frase o esa imagen. Y no me refiero a las largas horas de entreno o las duras pruebas a superar. Hablo de la gente que hay detrás: Amigos, compañeros, entrenadores…
Si algo me ha mostrado el CrossFit es que no solo hay que entrenar el cuerpo y la mente, si no que también hay que entrenar nuestra capacidad de luchar por alguien más que por ti mismo. El entreno no termina cuando suena el reloj. El entreno ni siquiera termina cuando has realizado tu última repetición. Tampoco cuando has conseguido levantar los kilos que te propusiste antes de entrar al Box. Puedes dar por finalizado el entreno cuando has felicitado a todos aquellos con quien has compartido el sufrimiento. Y esto es lo que engancha del CrossFit. Que no es un deporte más, no es una moda. Es una familia, un grupo de gente que no sólo entrena por sí mismo. Un deporte capaz de transformar al más egoísta de los seres humanos en alguien que disfruta como el que más viendo a su compañero lograr su objetivo.
Muchas veces me he preguntado qué es lo que más me gusta de entrenar, de ir al Box o de conseguir una marca personal. Y la primera imagen que se me viene a la mente no es otra que la de gente animando, el de personas exhaustas que utilizan su última bocanada de energía disponible para alentar al compañero. Y eso, amigos y amigas, es lo que engancha. Desde el más atlético hasta el menos en forma, el Box se contagia de ese virus de motivación, de lucha, y de ganas de ayudar.
Quizás esta parte es la que menos podemos ver en el vídeo motivacional de turno y es igual o más importante que el entreno en sí. La parte más humana, más familiar, más cercana del deporte que nos ocupa. Esa parte donde cada persona está involucrada, donde cada persona aporta un poquito. Y para mí, eso es CrossFit: Una gran unión de las pequeñas partes de cada uno. Sin duda, una de las sensaciones que más pueden poner la piel de gallina a cualquier persona que ame el deporte es la voz de gente (algunos muy cercanos, otros desconocidos por completo) animando y dejándose la voz por alguien que comparte su misma pasión. Y eso, creo yo, es lo importante. Lejos de querer ser los mejores del mundo, de convertirnos en profesionales, de ser élite del deporte, lo más importante es rodearnos de gente con quien compartir nuestra pasión. Porque sin eso, no hay deporte. ¿Y qué es el éxito si no podemos compartirlo?
A riesgo de mostrarme, quizás, demasiado “moñas”, confesaré una cosa: Una de las cosas que más me motiva por la mañana es entrar en Instagram y ver todo histories de gente que conozco practicando deporte. Y saben en qué me fijo siempre? Que nunca están solos. Que siempre comparten su felicidad por el deporte con alguien más. Y en eso veo yo la clave de todo. Tener la capacidad de crear de la nada una nueva familia, un grupo de gente cohesionado, que pese a tener sus ambiciones individuales, construyen juntos una especie de “objetivo colectivo”, una forma de vida compartida.
Cohesion de grupo para romper tus barreras
Iré más lejos: Si participaron en los Open, los sábados en el Feet, sabrán de qué hablo. Si no lo hicieron, busquen imágenes y vídeos, y poco tardarán en darse cuenta de algo. Sin duda es una de las cosas que más me han marcado: Felicidad ante el sufrimiento, fiesta ante los entrenos, unión ante las diabluras que el señor Dave Castro nos tenía preparado a los amantes de este deporte. No puedo sacar de mi cabeza la gran cantidad de gente gritando, animando a los atletas que entrenaban, como si fuera su marca la que estuviera en juego. Pocas veces he visto, en algún deporte, un juez animando como vi animar en el Box. Esa mirada de “qué ganas tengo de estar en su sitio”. Esos gritos cuando ven que el atleta está empezando a tirar de orgullo. Esos consejos, medio susurrados, para que el WOD salga lo mejor posible. La sensación de orgullo, motivación y fuerza invade a cualquiera que esté ahí presente.
Y si alguna vez no han tenido nunca esa sensación, les propongo que hagan algo. Pasen un día por cualquier Box, el que quieran. Tiren unos dados y escojan de forma aleatoria. El método es totalmente indiferente. Una vez hayan escogido y estén ahí, quédense fuera del box, y cierren los ojos; escuchen. Les haré spoiler: Escucharán hierro contra el suelo, escucharán gritos de sufrimiento, berrinches de impotencia. Pero saben que escucharán por encima de todo? Ánimos y gente riendo.
Disfruta de lo que te hace sentir bien.
Y al final, eso es el CrossFit. Más que un entreno, unos minutos de sufrimiento, o una gran secta (como algunos pueden definirlo), es una gran familia. Y no nos engañemos, muy pocos vivirán del CrossFit. Por lo tanto, disfrutemos de ese grupo que se ha formado, de esos compañeros, y de ese sudor que derramamos, que es gratis y no lo cambiaba por nada del mundo.
– Marc Clos Sala
@Closkii25